En lo que la convenzo a que se lance de cabeza a la vorágine del blog —ese hueco negro que consume horas y horas—, Teresa Dovalpage —finalista al codiciado Premio Herralde de novela con su desopilante Muerte de un murciano en La Habana— ha relanzado su website. Los buenos lectores encontrarán allí de todo como en botica: fragmentos de sus novelas (hasta el momento: una en inglés, dos en español), cuentos, una obra de teatro —La hija de La Llorona, que narra las venturas y desventuras de una balsera cubana mal hablada y acostumbrada a luchar por la vida en su Habana natal y que, de buenas a primeras, se encuentra en Alburquerque como miembro más reciente de una familia nuevo mexicana—, entrevistas y, según la autora, “cositas”.
He seguido la obra de Dovalpage desde que, hace casi un lustro, me cayera en las manos un ejemplar de sus Posesas de La Habana, que leí en una sentada. Luego, di cuenta de su primera novela, A Girl Like Che Guevara, en la que hace gala de un dominio impresionante de su lengua adoptiva (y en donde constaté por segunda vez los muy cómicos efectos que su escritura genera). A estas lecturas ha seguido una amistad por correspondencia y el privilegio de leer algunos de sus textos en sus primeros borradores… (Ya quisieran muchos libros hechos y derechos parárseles al lado).
La obra de Dovalpage tiene un efecto secundario: es adictiva.
Quedan advertidos.
viernes, octubre 10, 2008
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5 comentarios:
Me encanta lo que he leido en su página, espero poder empatarme pronto con alguno de sus libros. Gracias por hacernos conocer talentos. Ojalá se anime e inicie un blog pronto, sería magnífico. Un saludo.
Su blog ya lo visité, ahora espero leer sus libros, además tiene cara de ser muy simpática.
Saludos
F.C.
Suena muy bien, Alex¡
¡Gracias, Alexis, Yoana, Papelbit y FC! Estoy ronrroneando de contenta por sus lindas palabras. Nada, que voy a terminar por atusarme a bloguear quizá a final de este semestre...Los admiro a ustedes que son capaces de mantener un blog con tal constancia.
Creo que se ganó el premio, el Herralde, si mal no recuerdo. Deuda pendiente de lectura.
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