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viernes, febrero 06, 2009

Estampas habaneras (XVI)

Elvis Presley en La Habana
Teresa Dovalpage


Acabo de leer (más bien devorar) un libro magnífico de Belkis Cuza Malé: Elvis, la tumba sin sosiego. Se trata de una investigación de la autora en torno a la figura de Elvis Presley. ¿Vive o está muerto?

Ustedes se preguntarán cuál es la relación de este tema con mi esquinita habanera… Pues muy sencilla: varios miembros de aquel grupo de la Llama Violeta (cuyo anonimato mantendré porque uno vive ahora en Hialeah y no sé si le gustará ser mencionado públicamente en este contexto) decidieron organizar una ceremonia en honor al Espíritu de Elvis. Por cierto, me llamó la atención que un “Elvis entertainer” a quien Belkis entrevista le diera precisamente este título a su espectáculo. Mis amigos, naturalmente, no tenían manera de saber que tal show había existido, pues ésa no era la clase de noticia que circulase fácilmente por la isla.

La ceremonia en cuestión, como se infiere, consistía en ponerse en contacto con el espíritu del cantante. Y el lugar escogido fue ―¿cuál si no?― la recoleta Quinta de los Molinos. Aquí me gustaría encajarles una mentirita, pero como me he prometido a mí misma respetar “la verdad histórica” en mis esquinas, declaro honradamente que no participé en la ceremonia ―era secreta y sólo para iniciados―. Mi contribución consistió en traducir un par de canciones de El Rey de Rock, una de las cuales era “Hound Dog”.

Nunca supe qué pasó durante la invocación, pues los miembros del grupo solían ser bastante reservados en casos como éste. Pero unas semanas después, uno de los muchachos, que tenía aspiraciones musicales, participó en un concierto en la Casa de la Cultura de Carlos III. Allí cantó varios números (en inglés, desde luego) a la manera de Elvis Presley, con pelvis giratoria y demás condimentos.

Esto ocurrió por el noventa y dos o el noventa y tres, y todavía habrá quién lo recuerde. Para esa época las acusaciones de diversionismo ideológico contra quienes cantaban “en la lengua del enemigo” se habían aplacado un tanto. Si el concierto en cuestión hubiera ocurrido en los ochenta, supongo que las consecuencias habrían sido poco agradables para los intérpretes. O quizá el Espíritu de Elvis los protegió… ¿Quién sabe? Por el momento, los invito a disfrutar de Elvis, la tumba sin sosiego.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Tere, no solamente se hicieron invocaciones al espiritu de Elvis, tambien al de John Lennon y hasta Edgard Allan Poe tuvo lo suyo. No es que solo fuera para miembros, es que en general no invitabamos a las damas, machistas que eramos todos. O a lo mejor teniamos miedo al poder femenino.

Anónimo dijo...

Y es verdad que Julian Bacallao vive en Alemania? Si alguien sabe su correos me gustaria estar en contacto con el. Gracias

Anónimo dijo...

La Quinta siempre fue un lugar muy afocante y esta crónica lo prueba, espero más relatos, los disfruto.

Saludos
F.C.

Anónimo dijo...

¡Hola, chicos! Mandy, no tenía idea de las otras invocaciones...qué guardadito se lo tenían, jejeje...Sobre Julián, voy a preguntarle a una amiga que creo sigue en contacto con él, si ella tiene su dirección, te la mando.
Gracias, F.C. ¡afocante es la palabra exacta!

Rosa dijo...

Vaya, de que cosas se entera uno...

Anónimo dijo...

Avisa cuando saques otra esquinita habanera, me gustan mucho. No sabia que Elvis fuera tan popular en los circulos metafisicos de los noventa.

Anónimo dijo...

En la casa de la cultura de centro habana eran mas receptivos, trataran de hacer eso en la habana vieja y salian por el techo.