El más escandaloso secuestro perpetrado en la década del 50 por el grupo armado que hasta estos días gobierna la isla cual si fuera cuartel no fue ―como algunos piensan― la captura de Fangio, aquel astro del timón que llegó a la Habana en febrero de 1958 a participar en el II Gran Premio de Cuba, un año después de haber ganado la primera edición de dicha competencia.
Un lustro antes de que los revolucionarios encañonaran al por entonces corredor más rápido del mundo, ya había tenido lugar el secuestro más significativo de la historia nacional: el de José Julián Martí Pérez. ¿El comando a cargo? Los hermanos Castro y su grupo autodenominado “Generación del Centenario”.
Años después, la Revolución se ocuparía de convertir a José Martí en lema de matutinos escolares, estatua de mármol, busto a la intemperie, panfleto, aeropuerto internacional, sinónimo de uncool… Pero primero era necesario trocar al Apóstol en “Autor Intelectual del asalto al Cuartel Moncada”. La estocada mortal fue asestada hace medio siglo. La herida todavía sangra.
El subsiguiente uso y abuso por parte del régimen del autor de los “Versos sencillos” posibilitó que en la isla ―más allá del cacareado fervor martiano que dizque profesa la masa― una parte considerable de la población rechazara la obra del más grande de los cubanos, por el delito de (libre) asociación con el gobierno que es yunque y es martillo.
Menciono esto pues hoy es una fecha martiana donde las haya: el 9 de abril de 1895, José Martí escribió la primera entrada de su Diario de Campaña.
En los próximos 38 días me tomaré la libertad de reproducir el contenido de dicho Diario en estas páginas. Será mi discreto homenaje. Y una manera de rescatar lo que a todos nos pertenece.
Un lustro antes de que los revolucionarios encañonaran al por entonces corredor más rápido del mundo, ya había tenido lugar el secuestro más significativo de la historia nacional: el de José Julián Martí Pérez. ¿El comando a cargo? Los hermanos Castro y su grupo autodenominado “Generación del Centenario”.
Años después, la Revolución se ocuparía de convertir a José Martí en lema de matutinos escolares, estatua de mármol, busto a la intemperie, panfleto, aeropuerto internacional, sinónimo de uncool… Pero primero era necesario trocar al Apóstol en “Autor Intelectual del asalto al Cuartel Moncada”. La estocada mortal fue asestada hace medio siglo. La herida todavía sangra.
El subsiguiente uso y abuso por parte del régimen del autor de los “Versos sencillos” posibilitó que en la isla ―más allá del cacareado fervor martiano que dizque profesa la masa― una parte considerable de la población rechazara la obra del más grande de los cubanos, por el delito de (libre) asociación con el gobierno que es yunque y es martillo.
Menciono esto pues hoy es una fecha martiana donde las haya: el 9 de abril de 1895, José Martí escribió la primera entrada de su Diario de Campaña.
En los próximos 38 días me tomaré la libertad de reproducir el contenido de dicho Diario en estas páginas. Será mi discreto homenaje. Y una manera de rescatar lo que a todos nos pertenece.
1 comentario:
Por el mal uso de la imagen de tan gran hombre no solo se pierden las nuevas generaciones de disfrutarlo sino tambien toda latinoamerica.La asociacion de Marti con Fidel es tan funesta que no se si algun dia se pueda limpiar su nombre y darle a conocer al mundo nuestra joya nacional.
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