sábado, abril 26, 2008
Diario de Campaña de José Martí (XVIII)
26.―A formar, con el sol. A caballo, soñolientos. Cojea la gente, aun no repuesta. Apenas comieron anoche. Descansamos, a eso de las 10, a un lado y otro del camino. De la casita pobre envían de regalo una gallina al “General Matías”,―y miel. De tarde y noche escribo, a New York, a Antonio Maceo que está cerca e ignora nuestra llegada; y la carta de Manuel Fuentes al World, que acabé con lápiz sobre la mano, al alba. A ratos ojeé ayer el campamento tranquilo y dichoso: llama la corneta; traen cargas de plátanos al hombro; mugen las reses cogidas, y las degüellan: Victoriano Garzón, el negro juicioso de bigote y perilla, y ojos fogosos, me cuenta, humilde y ferviente, desde su hamaca, su asalto triunfante al Ramón de las Yaguas: su palabra es revuelta e intensa, su alma bondadosa y su autoridad natural: mima, con verdad, a sus ayudantes blancos, a Mariano Sánchez y a Rafael Portuondo; y si yerran en un punto de disciplina, les levanta el yerro. De carnes seco, dulce de sonrisa: la camisa azul y negro el pantalón: cuida, uno a uno, de sus soldados.―José Maceo, formidable, pasea el alto cuerpo: aún tiene las manos arpadas, de la maraña del pinar y del monte, cuando se abrió en alas la expedición perseguida de Costa Rica, y a Flor lo mataron, y Antonio llevó a dos consigo, y José quedó al fin solo; hundido bajo la carga, moribundo de frío en los pinos húmedos, los pies gordos y rotos: y llegó, y ya vence.
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