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lunes, abril 14, 2008

Crónica de un evento anunciado

Ayer, en horas de la tarde y como parte de las actividades del Festival de Cine de La Habana en Nueva York, fue presentada en New York University (NYU) la mejor lograda obra de ficción de Estela Bravo. Este largometraje de fantasía parcial y desbordante se titula Fidel. Su contenido se podría resumir de la siguiente manera: “documental” donde la manipulación reina y la objetividad brilla por su ausencia.

Mi amiga y colega María Werlau, directora del Archivo Cuba, asistió a la presentación de Fidel. Desde aquí le agradezco la gentileza de compartir esta crónica del evento con los lectores de Belascoaín y Neptuno:

La sala estaba abarrotada y no había donde sentarse cuando llegué. Había sillas y gente parada hasta en los pasillos y la entrada. Por suerte, me colé por una esquinita de atrás. Me cogió bastante tráfico en el túnel para entrar a la ciudad, así que llegué cuando Estela Bravo estaba terminando de hablar antes de comenzar la proyección del documental. No sé qué dijo aparte de que fue a última hora que se decidió incluir una sección más larga sobre los logros de Fidel en África.

La película dura 90 minutos y debería titularse A Fidel Love Fest. Está muy bien filmada, con mucho pietaje original e histórico, mucho de Fidel en cámara en sus momentos más carismáticos, aparte de cuanto líder, intelectual y multitud dentro y fuera de Cuba que aparece adorándolo. El libreto está muy bien hecho para confundir al que no conoce la historia y presentar al líder en su infinita brillantez, avocado al bienestar de su pueblo, a la defensa de la revolución contra el imperio y los que se fueron. Por supuesto, cualquier viso de algo negativo es culpa del bloqueo, la CIA, etc., no sólo en Cuba sino en el Chile de Allende, etc. Hasta el Papa es usado para avalar a Fidel y denunciar el bloqueo. Hay algunos errores crasos (por ejemplo: los 20 000 muertos de Batista), pero éstos son pocos. Lo que sí hay es una enorme y consistente manipulación, y muy bien hecha, de hechos históricos que van desde la Sierra hasta el presente, así como la total omisión de cualquier cosa que pudiera presentar a Fidel en menos que luminosa brillantez, incluyendo la represión, los crímenes del régimen, el descalabro económico, y demás. El público parecía en su inmensa mayoría gran simpatizante de Fidel y algunos aplaudían enérgicamente durante la proyección. Ya para los últimos treinta minutos, miraba mi reloj con ansiedad, creía que no podría soportar más, me dio hasta dolor de pecho.

Al final, salí rápido y dejé unos volantes que hablan de la represión y las víctimas [ver volante
aquí] en una mesa donde habían puesto panfletos sobre el Festival y salí a la acera, para interceptar al público que salía. Repartí los volantes a todos los que pasaron y vi que casi todos se iban leyéndolos. Algunos ya los traían de adentro, tomados de la mesa donde los dejé, así que al parecer los organizadores no se dieron cuenta de que eran un “outside job”. Cuando vi pasar al admirador más vociferante de Fidel, quien estaba cerca mío durante la proyección y aplaudía más que nadie, le dije: «Ah, vi que le gustó mucho la película, entonces por favor tome uno de estos volantes». Cuando lo leyó empezó a insultarme y me gritaba mientras se alejaba, pero no me viré y seguí con los volantes. Nadie más fue grosero conmigo.

Cuando se me terminaron los volantes, regresé al salón, donde quedaba alguna gente y me presenté a la mujer que dirige el festival, Carole Rosenberg, la presidenta del Friends of the Ludwig Foundation of Cuba. Comenzamos a charlar cordialmente y me contó cómo comenzaron con el proyecto de la Ludwig Foundation. Me explicó que su interés primordial era el arte, no la política, a lo cual le respondí que eso es prácticamente imposible, especialmente con respecto a Cuba. Luego cuando quedaba muy poca gente, vino a nuestro encuentro Estela Bravo y me saludó, dándome las gracias por haber asistido. De manera respetuosa, le dije que encontraba su película completamente parcializada y que me había causado mucho sufrimiento verla, pues no dudaba que Fidel tiene simpatizantes, tal como lo presentó, pero él también había y ha causado enorme sufrimiento y descalabro, lo que no figura en ninguna parte del documental, como tampoco aparecen opiniones divergentes sobre él. Entonces se viró y me presentó al marido —un argentino que escribió el libreto— y me dijo que le reclamara a él. Les dije que además también había encontrado algunos errores históricos puntuales, tales como aseverar que Batista había dejado 20,000 muertos. Bravo me dijo que en Argentina hay discrepancia sobre los números de las víctimas y después de un breve intercambio sobre esto, se fueron.

Hablé un poco más con la presidenta de la Ludwig Foundation, quien sentía mucho alivio de que no le hubieran hecho un piquete y siguió muy cordial. Le dije que mi objeción al documental no se trata de política, sino que va más allá a un asunto de derechos humanos fundamentales. Le pregunté si pondrían películas hechas desde la perspectiva de cubanos en el exilio y me dijo que sí, pero que nunca se las habían presentado. Creo que se deberían buscar varias películas sobre Cuba para presentarlas para el próximo festival.

Por cierto, me confirmó que Bravo y su marido viven en Cuba hace años. No he podido encontrar quién financió la película Fidel y los otros documentales que hace Bravo sobre Cuba y los oprimidos de América Latina. No dudaría que fuera el estado cubano, ya que al menos éste es pura propaganda a favor del régimen. Si alguien sabe algo concreto sobre esto, favor de escribirme a
info@CubaArchive.org.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo:

Usted si es un ferviente luchador por Cuba.
La vehemencia con que escribe solo es posible cuando se ha sufrido en carne propia.

Ojala que todos los que viven en el exilio tomen la misma disposicion en cada uno de los espacios donde se encuentren.

Anónimo dijo...

Es horrible, pero es la verdad. La propaganda es un arma poderosa.

En esa sala habia un gran numero de simpatizantes de "no quiero ni escribir su nombre", Pero una sola Maria Werlau.
Mujer valiente (esa gente tranquilamente le podia haber dado de golpes, no es la primera vez que lo hacen).

Alexis Romay dijo...

Anónimo 1: honor que me hace.

Anónimo 2: Así fue, precisamente, como conocí a María Werlau, hace ya casi un lustro. En un evento en la universidad de Rutgers. Sin ponernos de acuerdo, los dos habíamos ido a participar (como público) en un simposio de la Federación de Mujeres Cubanas. Por esos días, Martha Beatriz Roque Cabello estaba encerrada en las mazmorras castristas.

Desde el público, muy respetuosamente, María, yo y otro par de exiliados cubanos trajimos esto a colación.

Las federadas no sabían dónde meterse.

Desde entonces he sido amigo de María. Nuestra amistad y mi admiración por ella crecen por minuto.

Anónimo dijo...

He leido sobre el trabajo de la Sra Werlau en el Cuba Archive. Y ahora esto. Le doy las gracias por representarnos - y presentar la verdad - con tal valentia. Gracias, tambien, por indagar con la Fundacion Ludwig sobre la posibilidad de presentar la otra - y verdadera - cara de la moneda. Ya se esta corriendo la voz. Le sugiero que se comunique on Rogues Harbor Studios, para que presenten el film 'Shootdown'. Se trata del incidente de Hermanos al Rescate, en 1996.

Alexis Romay dijo...

Gracias, Anónimo. Pasaré tu sugerencia a María.

Anónimo dijo...

Gracias por el apoyo y las generosas palabras. Es lo MÍNIMO que puedo hacer desde aquí, donde vivo en libertad y la opulencia del desarrollo, arriesgando casi nada comparado con los que ponen el pellejo en la isla y viven el vía crucis diario del castrismo.

Brevemente les pongo al día de lo que me han escrito sobre Estela Bravo dos personas que la conocen de Cuba. Se los paso como me lo dicen, o sea, no me consta personalmente. Sin embargo, está en línea con cosas que ya yo sabía por otras vías.

La Bravo es originalmente estadounidense, de orígen judío. El marido, un médico argentino, dicen que militante del Partido Comunista argentino. Fueron a Cuba a comienzos de los años 60, él a enseñar en la universidad por un año. Una vez allí, decidieron quedarse. Aquí va parte de lo que relata alguien que los conocía:

"Estela, a su vez, está vinculada al PC de Estados Unidos, es decir, tiene una trayectoria de comunista tradicional. Trabajó en Radio Habana Cuba desde mediados de la década de los 60 no sé hasta cuándo. La conocí personalmente, allá por el 66 o 67... No se llame a engaño: Bravo tiene estrechos vínculos con la Seguridad del Estado y la inteligencia de Castro. Nunca se lo podría demostrar, por supuesto. Pero una norteamericana residente permanente en Cuba tiene que pasar muy bien por la "maquinita", como usted comprenderá. Una vez, en presencia mía, fue la encargada de anunciarnos que en unos minutos llegaba Fidel Castro. Estábamos en una casa "de protocolo" y la razón del aviso es que algunos de los que estábamos allí nos teníamos que ir."



Otra persona, a quien conozco hace tiempo, me cuenta sobre la Bravo y su marido. "Ellos han vivido casi siempre en Cuba, desde que recuerdo, muchos de los documentales que se pasaban en las salas de cine antes de que comenzara la película eran producidos por ella y, por supuesto, pagados por el gobierno castrista. Conozco a sus tres hijos, los cuales viven hoy en día en Estados Unidos, dos de ellos son médicos, la mayor de sus hijas es a la que mas conozco y salió de Cuba por los años 80. Los tres hijos de esa señora se fueron de Cuba porque no soportaban vivir en aquella dictadura, sin futuro ni esperanzas".