martes, mayo 13, 2008
Diario de Campaña de José Martí (XXXIV)
13.―Esperamos a Masó en lugar menos abierto, cerca de Rosalío, en casa de su hermano. Voy aquietando: a Bellito, a Pacheco, y a la vez impidiendo que me muestren demasiado cariño. Recorremos de vuelta los potreros de ayer, seguimos Cauto arriba, y Bellito poica espuelas para enseñarme el bello estribo, de copudo verdor, donde, con un ancho recodo al frente se encuentran los dos ríos: el Contramaestre entra allí al Cauto. Allí, en aquel estribo, que da por su fondo a los potreros de la Travesía, ha tenido Bellito campamento: buen campamento: allí arboleda oscura, y una gran ceiba. Cruzamos el Contramaestre, y, a poco, nos apeamos en los ranchos abandonados de Pacheco. Aquí fue cuando esto era monte, el campamento de Los Ríos, donde O’Kelly se dio primero con los insurrectos, antes de ir a Céspedes.―Y hablamos de las tres Altagracias.―Altagracia la Cubana, donde estuvimos.―Altagracia de Manduley.―Y Altagracia la Bayamesa.―De sombreros: “tanta tejedora que hay en Holguín”.―De Holguín, que es tierra seca, que se bebe la lluvia, con sus casas a cordel y sus patios grandes, “hay mil vacas paridas en Holguín”.―Me buscan hojas de zarza, o de tomate, para untarlas de sebo, sobre los nacidos. Artigas le saca flecos a la jáquima que me trae Bellito.―Ya está el rancho corrido: hamacas, escribir; leer; lluvia; sueño inquieto.
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