Cuéntame el cuento de la buena pipa
desde Hatuey hasta Elián y Pérez Roque
y la génesis del birlibirloque…
Muéstrame pata, corazón y tripa
de ese pueblo tan culto que no sabe
(o no se acuerda de) los ingredientes
del buen ajiaco o la pasta de dientes
y que nunca jamás probó el casabe.
¿Qué pasó con las páginas perdidas
de aquel diario del hombre del busto?
Cuéntalo en broma, pero con aplomo:
los desembarcos y las despedidas,
la risa y luego el llanto del Gran Susto,
la leve historia de una isla de plomo.
Déjame que te cuente de esa Leve
Historia y su veraz anecdotario,
del orgullo risueño y solitario
de Mabuya, que esconde el doble nueve.
Acércate a observar desde la acera
la innoble imbricación de tu destino:
la muerte misteriosa de un cochino
y una cochina muerte marinera.
Comparte con trompetas, milicianos,
alzados, trepadores, rasca-panzas,
agentes del azar y de las chanzas.
Toca las vértebras de los cubanos.
Comprueba como sangran sus tetillas.
Viven a plomo. Mueren de cosquillas.
4 comentarios:
Dos santos de tu devoción...
Saludos
F.C.
Merecido homenaje poetico a Leve historia de Cuba, tremendo libro!
No me canso de repetirlo: Binomio Afilado. Gracias Bustro y Salcedo.
(Salcedo, dale un chance a Bustro para que ponga en el correo el libro que me gane en esta esquina, por favor...)
Eufrates, el soneto es del Bustro. Aquí va el mío, para no perder la costumbre. Un libro excelente.
Déjame que te cuente de esa Leve
Historia y su veraz anecdotario,
del orgullo risueño y solitario
de Mabuya, que esconde el doble nueve.
Acércate a observar desde la acera
la innoble imbricación de tu destino:
la muerte misteriosa de un cochino
y una cochina muerte marinera.
Comparte con trompetas, milicianos,
alzados, trepadores, rasca-panzas,
agentes del azar y de las chanzas.
Toca las vértebras de los cubanos.
Comprueba como sangran sus tetillas.
Viven a plomo. Mueren de cosquillas.
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