Quienes todavía se preguntan qué es la revolución cubana deben saber que su más estricta definición es bien sencilla: un sistema capaz de ponerse a temblar ante una palabra. La palabra en cuestión es lo de menos. Ha mutado y lo seguirá haciendo hasta que el edificio enclenque se venga abajo. Lo realmente significativo —pues constituye la constante— es el tembleque.
Hace poco más de un año, un grupo de jóvenes cubanos se lanzó a las calles a diseminar un anhelo tantas veces pospuesto: en pulseras blancas que colgaban de sus muñecas llevaban una palabra impresa en letras negras. La palabra en cuestión: cambio. Cuando el clamor silente comenzó a ganar atención y adeptos en la isla, ardió Troya. El gobierno intensificó las razias. El miedo plantó bandera. La represión hizo su agosto. Las pulseras de goma fueron prontamente sustituidas por esposas de metal; las calles, por calabozos; la esperanza, por desilusión; el pretendido cambio, por la inmovilidad acostumbrada.
En la noche del 28 de agosto de 2008 otra palabra hizo temblar al régimen de la isla. La acción telúrica comenzó cuando los integrantes del grupo de rock Porno Para Ricardo, sumados a Emilio Marill y la bloguera Yoani Sánchez —inmersos en el público asistente al concierto de Pablo Milanés en la “Tribuna Antiimperialista”— en una pausa entre canciones corearon tres veces el nombre del guitarrista líder del grupo: ¡Gorki!
La suerte estaba echada de antemano. Al iniciar el concierto, Pablo Milanés —quizá sin quererlo— hizo las veces de pitonisa al declarar: «Este es un concierto dedicado a la juventud cubana. Traemos sorpresas y la seguridad de que vamos a pasar una noche maravillosa, entre amigos». El mensaje venía en clave: «Traemos sorpresas y la Seguridad».
Los manifestantes tuvieron oportunidad de levantar una pancarta con el nombre del amigo que espera injusta condena acusado de “peligrosidad pre-delictiva” y dicha pancarta estuvo en el aire el tiempo suficiente como para que la vieran los inmutables artistas que, desde la tribuna, jugaban a los monos sabios. Si por los integrantes de Porno Para Ricardo, Emilio y Yoani hubiera sido, habrían gritado el nombre del recluso toda la noche, pero las fuerzas policiales y paramilitares se encargaron de recordarles —mediante los puños, los palos, las tonfas— que el uso de la palabra sólo le es permitido al gobierno revolucionario.
Una palabra. A Yoani le dieron con un pomo. Una palabra. Cuatro policías ensañándose con cada hombre que se manifestó a favor del rockero preso. Una palabra. Un régimen que boquea. Gorki. Y un castillo de naipes se desmorona.
viernes, agosto 29, 2008
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6 comentarios:
Toda la razon, estimado Bustro. Una palabra. Tiemblan y abusan solo por una palabra.
FREE GORKI!
MISERABLE
http://tirofijomalanga.blogspot.com/2008/08/maravilloso.html
Estoy tan indignado que lo terminé. Disculpen.
Mugen las vacas, balan las ovejas
y los lobos atienden inquietudes,
como no tienen otras aptitudes...
sacan a relucir sus garras. Viejas
y amargas, conocidas, son las quejas
de los que no conocen de virtudes.
Unos chicos gritando y multitudes
de esbirros, a atacarlos como abejas,
el aguijón alistan y del pelo
tiran a Yoani Sánchez, sobre Ciro
Diaz, llueven los golpes. Sin respiro,
cuatro a uno, les pegan en el suelo
y el pueblo vuelve el rostro. En la tribuna
los miserables cantan a la luna
Tiro: donde pusiste el ojo, pusiste la bala...
Ya por ahí le viene entrando el agua al coco...
FREE GORKI
F.C.
Excelente. Niobe.
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