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miércoles, enero 14, 2009

La noticia

Los rumores de la muerte de Fidel Castro crecen y crecen y el público expectante —no hay que olvidar que el castrismo ha sido un espectáculo largo y sin interrupciones, un show que no por aburrido y predecible ha dejado de ser sangriento— se cuestiona la veracidad del murmullo ensordecedor y se pregunta para cuándo la próxima puesta en escena, la caída del telón, el season finale, la despedida histriónica de la Gran Diva. Todos —tanto en la isla, como en sus múltiples provincias del exilio— siempre hemos querido un palco desde el cual contemplar —y lanzarle la póstuma trompetilla— al féretro. ¡Y ya casi se nos presenta la oportunidad! ¡Qué emoción! «Showtime! Señoras y señores. Ladies and gentlemen. Muy buenas noches, damas y caballeros, tengan todos ustedes». (Cabrera Infante dixit).

Admito que hasta ahora he sido escéptico y he tirado a relajo lo relativo a la muerte de ese señor que a golpe de pistola y porrazo se hizo con el destino de mi tierra y la llevó a su más deplorable estado, pero hoy se me dificulta mucho no hacerme eco de la sospecha de que el cadáver ya se descompone. ¿En qué me baso?, preguntarán los incrédulos. Quisiera responder: «en la intuición», pero el razonamiento tiene más de lógica que de vaticinio: Castro I ha manipulado a su antojo la opinión pública internacional —ya, por fin, por desgracia, podemos decir que— durante medio siglo. (Tal es así que los chistosos aún especulan que si Napoleón hubiera tenido los órganos de prensa del dictador cubano, nadie se habría enterado de su derrota en Waterloo).

Pocas veces se manifestaron tan cabalmente sus dotes de titiritero como en la llamada Primavera Negra de 2003, fecha en que el régimen de La Habana desató una razzia en contra de la oposición pacífica cubana. En horas de la madrugada del 18 de marzo, mientras caían las primeras bombas en Iraq, a lo largo y estrecho de la isla, 79 disidentes fueron arrestados bajo cargos que —de no ser por las injustas condenas que conllevaron y que actualmente aún cumple la mayoría— serían considerados risibles por cualquier persona con dos dedos de frente. En aquella ocasión, Castro usó el incipiente conflicto bélico como cortina de humo tras la cual ocultar sus desmanes. Pero el hombre no siempre se esconde tras la noticia. A veces —por desgracia, casi siempre— prefiere el primer plano.

Convencido de la muerte de Fidel Castro, sólo me queda especular sobre cuándo se hará pública, oh, la madre de todas las noticias. Ya cumplido el sueño de irse a la tumba habiendo sobrevivido al cincuentenario de su arribo al poder, no habrá que llamar a expertos en numerología ni a ningún avezado politólogo para que nos expliquen que sólo existe una fecha posible para anunciar que —agotado el socialismo que preconizaba su redundante lema— al dictador no le quedó más remedio que optar por la muerte. Se equivocan quienes subestiman los delirios de grandeza del susodicho. Él se sabe el ombligo del mundo. Y para demostrarlo, hará todo lo posible por robarle cámara al primer presidente negro que llega a la Oficina Oval de la Casa Blanca. ¡Qué es eso de un negro en primera plana! (Con lo racista que siempre ha sido el Comandante). El día en que todos los diarios del mundo deberán dedicar su portada a la inauguración presidencial de Barack H. Obama, Fidel Castro —su osamenta— querrá competir con este acontecimiento.

Que lo compre quien no lo conozca, Comandante. Desde mi modesto blog, anticipando su movida, le boicoteo la sorpresa.
***
Alexis Romay
Nueva Jersey

13 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Excelente post, chico! Lo pone a uno a pensar. Me recordó una frase de mi abuela: "Hay gentes que por joder, se mueren en día feriado."

Anónimo dijo...

Sobre la muerte de un demente

Por Carmen Karin Aldrey



Yo quería que se muriera, pero no ahora, sino hace mucho, mucho tiempo atrás. Lo quería muerto cuando mi Central se vio invadido por unos barbudos extraños, con pinta de forajidos mataindios, y tuvimos que aprender a hablar en voz baja. Lo quería muerto cuando el divorcio por causas políticas nubló mi hogar. Lo quería muerto cuando a mi padre se lo llevaron una madrugada bajo los cargos de alta traición, delito que sin ser argumentado con pruebas fehacientes, lo confinó a nueve años de prisión en las mazmorras de la cárcel de Boniato. Más lo quise muerto cuando aquél hombre alto, de ojos claros y hermosos, alegre, dicharachero, me lo regresó el tiempo con el pelo blanco, el cuerpo esquelético, la mirada perdida, los riñones hecho polvo a causa del maltrato y el hambre.



Lo quise muerto cuando me internaron en una beca inmunda donde las makarenkos, la nueva Gestapo del submundo, me avasallaban con sus arengas y sus alaridos de histéricas rabiosas. Lo quise muerto cuando me llevaban como ganado a recoger café en las montañas con apenas 13 años de edad. Lo quise muerto, enterrado, comido por los alacranes y las alimañas, cuando mi adolescencia se vio entre rejas -espantoso lugar Empedrado y Monserrate. Lo quise muerto, fuera del único mundo que conocía hasta entonces, cuando me sentaron en una calle habanera para que como a María Magdalena, me apedreara la chusma y recibiera mi merecido por ser extraterrestre.



Lo quise muerto cuando mis amigos desaparecían en el océano, ametrallados o ahogados, cuando los encerraban en la UMAP o les bajaban los pantalones en los carnavales para saber bajo qué atrevida indumentaria ocultaban sus penes. Lo quise muerto cuando los perseguían por no querer ir al Servicio Militar Obligatorio, cuando los arrojaban a las celdas cubiertas por el mar, plagado de tiburones, en ese infierno que fue el Morro, y cuando los hacían trabajar en granjas al otro extremo de la isla para que sus familias no pudieran ir a visitarlos.



Lo quise muerto cuando me impidieron estudiar y mis tardes se limitaban a escuchar desde mi encierro de “prisión domiciliaria”, las estaciones americanas que se filtraban por el radiecito ruso que mi madre se había ganado en el trabajo por romperse el lomo. Lo quise muerto cuando los Comités de Defensa de la Revolución, nos denunciaba por peligrosidad social, y cuando me citaban de la Seccional para prohibirme acudir a las actividades públicas como los carnavales o los festivales de música.



Lo quise muerto, con la boca cocida y el estómago perforado, cuando veía a mi madre taparnos con las colchas raídas y hacer colas kilométricas en el Copelita, para traer helado y así poder hacernos chocolate caliente en las noches invernales. Lo quise muerto, atravesado por puñales, violado por el trasero en cuatro patas, cuando por falta de ambulancias mi madre muere a destiempo y mi hermana fallece por negligencia médica y mal diagnóstico en un hospital. Lo quise muerto, hecho pedacitos, convertido en ceniza, cuando tuve que cerrar los ojos y emigrar, dejando detrás las calles de mi ayer envueltas en la bruma de la resignación.



Ahora no quiero que muera, quiero que esté vivo para que sea juzgado en esta tierra, para que sea humillado, ultrajado, desvestido y torturado, aunque su demencia no le permita comprenderlo ni sentirlo.

Anónimo dijo...

Teresa:
Sin esa abuela, no hubieras sido escritora.

Anónimo dijo...

¡Ay Carmen! Eres la voz de muchos. Hablas una verdad sin eco en el mundo y en las nuevas generaciones que no quieren creernos o no les interesa.
No dejemos que sus garras se extiendan a través de su hermano.
Cuba, ¿escuchas?

Anónimo dijo...

Semora Carmen Karin:
Siento mucho lo que escribe y su dolor sobre Cuba, pero despues que lei su comentario fui a su blog y leo que un articulo sobre su actitud aprobadora de la invasion de Israel a Palestina y me pregunto? Solo los cubanos sufren y tienen corazon?
Lila

Odette Alonso dijo...

Claro que está muerto, lleva muerto meses, si no es que años. Pero difiero un poco contigo (y ojalá me equivoque): la noticia no la van a dar nunca. Irá pasando el tiempo y todos sabremos que ha muerto, lo daremos por hecho... y ya. Tal vez sigan dejando a Chávez lanzar algunos rumores, pero nadie en Cuba abrirá la boca para dar oficialmente esa noticia.

Anónimo dijo...

... y si dan la noticia antes y dejan los funerales para el dia 20. De todos modos no creo que se robe el show, asi que me sumo a la campana de usurpacion de la "sorpresa"

Jorge Salcedo dijo...

Considerando en frío, imparcialmente…
Hay solo dos posibilidades. Está vivo o está muerto. Si está vivo, que se muera. Pero si está muerto, la cosa es más compleja. No puede haber ocurrido hace mucho, pues se le vio con Hu Jintao y Dmitry Medvedev a fines de noviembre. Morirse justo antes o justo después del 50 aniversario, sería de muy mal agüero, y con lo supersticiosos que son los revolucionarios, por no hablar del pueblo cubano, seguro que lo aguantaban hasta un mejor momento. Ahora bien, Bustro, morirse el 20 de enero sería tan descarao' que dudo que se atrevan. Quizás el 28, con el natalicio de Martí (el caballo le muerde la cola al apóstol, o viceversa) o el 26 (siempre es 26) o el 19, para darle a Obama un golpe preventivo y festejar el natalicio 200 de Edgar Allan Poe, que también fue un maestro del horror.
En fin, que entiendo tu preocupación, por lo que decía la abuela de Teresa, pero no me parece que ocurra. En todo caso, me uno al boicot: yo no compro la muerte de Fidel el 20 de enero. Pero si la dan, voy a celebrar la victoria de Obama como pocos…

Anónimo dijo...

Es sin duda un hecho casi comparable a presenciar el retorno de jesuscristo...un gran privilegio vivir los dias del fin de fidel castro y el del retorno de la esperanza a cuba, desde el mismo centro de la habana, lleno mis pulmones y grito viva cuba libre!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Bueno, caballero. Hablando en cubano, ¿se muere el tipo, y qué? El muy HP ya ganó, ya se llevó lo que quería y arruinó a Cuba. ¿Creen que el hermano va a soltar por que el vejete esté muerto? Continuará... mientras lo dejemos.

Anónimo dijo...

Estimada Sra. Lila: En ningún sentido estoy de acuerdo con la guerra, pero si surge la necesidad de defenderse, desdichadamente esta alternativa es necesaria.
Sin ánimos de crear ningún tipo de polémica o controversia -porque además, este Forum no es sobre el conflicto entre palestinos e israelitas, sino sobre el ahora decrépito dictador de nuestra nación- el artículo QUERIDO MUNDO publicado en mi Blog, es un documento que está circulando por todo Internet y le rindo su merecido reconocimiento, en primer lugar, porque es Historia, bastante desconocida para muchos, y en segundo lugar, porque siempre Israel aparece a los ojos del mundo como el causante de todo el conflicto, cuando en realidad la raíz del problema surge a partir de la actitud beligerante de los países árabes. No se si habrá leído correctamente el mencionado articulo publicado en mi Blog, aunque no lo creo, porque si lo hubiera hecho, sus palabras hubieran sido de compasión hacia ese pueblo que desde la antigüedad se ha visto menospreciado, ultrajado, masacrado y esclavizado por la sin razón. Nos tendríamos que preguntar si es humano cuando los islamistas ponen armas en manos de sus niños para asesinar a sus semejantes, o cuando envuelven a sus mujeres en dinamita para reventarse en discotecas, mercados, y hasta en escuelas israelies. Por favor, consulte el mapa, Israel se puede decir que es un punto casi invisible rodeado por un extensísimo territorio islámico. La historia bíblica de siempre, querida señora, "tienen ojos y no quieren ver, oídos y no quieren escuchar".
Ojalá que algún día la humanidad no se arrepienta de lo que ahora puede solucionar.
Atentamente, Karin Aldrey

Seamone dijo...

¡Qué fuerte!...
¡Y qué manera de hablar!...
¡Y qué foto tan linda!...:-)

Anónimo dijo...

Esperé la inaguración con alegría no por el nuevo Presidente sino por que se publicara la muerte del Dictador ojalá que antes que termine la semana se haga pública, pero de todas formas Alexis tu escrito está excelente !