Un compositor ultramoderno sube al escenario, habla durante cinco minutos de su pieza —que dura siete—, de cómo está estructurada, de por qué escribe como escribe y cuál es la razón por la que esta pieza que en breve escuchará el respetable público cita a otra que le antecede, también de su autoría. Habla de su hipótesis personal del caos y de lo importante que es para él que todos los instrumentos del octeto interpreten solos simultáneamente y coincidan aquí, allá y acullá, y cómo incluso en algunos instantes tocarán desafinando, como si hubieran querido alcanzar una nota, pero el esfuerzo fuese en vano. La audiencia aplaude. El maestro toma la batuta, empieza a conducir y yo me quedo en Babia. Quiere el Altísimo que en esos siete minutos infinitos no me rinda al sueño. Las notas que desafinan y la puesta en práctica de la teoría del caos me lo impiden.
Después del intermedio, los músicos regresan a escena y tocan el concierto número 115 de Johannes Brahms, que consta de cuatro movimientos: allegro; adagio; andantino-presto non assai, ma con sentimento; con moto. Nadie presenta la pieza. Nadie explica el contexto histórico en que vino al mundo. Nadie diserta sobre la composición musical en el siglo XIX. Nadie habla de teorías de vanguardia. Ni falta que hace.
Después del intermedio, los músicos regresan a escena y tocan el concierto número 115 de Johannes Brahms, que consta de cuatro movimientos: allegro; adagio; andantino-presto non assai, ma con sentimento; con moto. Nadie presenta la pieza. Nadie explica el contexto histórico en que vino al mundo. Nadie diserta sobre la composición musical en el siglo XIX. Nadie habla de teorías de vanguardia. Ni falta que hace.
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Imagen: Shigeo Fukuda.
8 comentarios:
Ese es el buen arte. si explica el mismo.
lila
Ah, la metatranca!...Petulancia oral, supositorio intelectual que explica (justifica?) un arte tan exquisito como la metatranca misma. Te compadezco broder!
Saludos!
Tal cual... sobran las palabras....
Me hiciste recordar una anécdota un día que mi amiga pianista (y soprano) Oderay Ortega, sentada al piano, tocaba unos acordes derivados de 7ma (9na, 11na, etc) mientras me decía, "mira Luis, qué rico suena esto". y le dije que si, que qué bueno está, qué contemporáneo sonaba (en realidad le dije con la jerga del momento "qué moña más buena"). Y, de quién es?, le pregunté: de J.S. Bach.
Más claro que eso, el agua...
Saludos
F.C.
Así es, Alexis, ¿quién ha dicho que hay que explicar el arte? Grave conflicto para los que pensamos de este modo y estudiamos historia del arte. Saludos desde Montréal.
¡Verdad! El arte que necesita explicación no es arte, es ...caca de toro.
Pues... "La Caca", es nuestra mejor muestra de... arte, es "oro"...
esa mania de los humanos de tratar de encontrarle una explicacion a todo...
alina brouwer.
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