Dicen, buen Pedro, que de mí murmuras
porque tras mis orejas el cabello
en crespas ondas su caudal levanta.
¡Diles, bribón, que mientras tú en festines,
en rubios caldos y en fragantes pomas,
entre mancebas del astuto Norte,
de tus esclavos el sudor sangriento
torcido en oro descuidado bebes,
pensativo, febril, pálido, grave,
mi pan rebano en solitaria mesa
pidiendo ¡oh triste! al aire sordo modo
de libertar de su infortunio al siervo
Y de tu infamia a ti!
Y en estos lances,
suéleme, Pedro, en la apretada bolsa
faltar la monedilla que reclama,
con sus húmedas manos el barbero.
José Martí
jueves, junio 19, 2008
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2 comentarios:
Que bien, este poema me consuela un poco, pienso que era muy importante mantener las sanciones a Cuba, estos europeos nunca se ponen de acuerdo con el problema cubano, siempre pasa lo mismo.
Gracias por el poema.
F.C.
A ti. Gracias por la visita.
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