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lunes, junio 02, 2008

La muerte de Castro referida por varios escritores cubanos, años después — o antes (III)

Anciano en pijama

Así pues, durante cuarenta años destrozarás Cuba. A lo más, cuarenta y cinco si decae el viento.

Si de algo estás seguro es que en tu hora final la atmósfera estará llena de curiosos e insultos. No faltarán los salivazos, pero, por motivos obvios, escaseará la granizada de huevos y verduras podridas. Habrá quien intente afeitarte la barba o rasguñarte la cara. Allí te arrojarán sus culpas y resentimientos el bodeguero y el vago, la periodista, el cuatrero, la niña de su casa, el maniquí y el sastre. Lo más triste de todo es que, entre la muchedumbre, estarán tus protegidos de siempre que te señalarán sin saber lo que hacen. Liberadas sus mentes, todos verán en ti un sujeto indecoroso, un ejemplo reprobable; jamás un amigo. Bien que conoces sus gritos acusadores. Los has promovido a lo largo de la isla de Cuba.

A pesar de que has visto lo que has visto en la tierra, no acabas de acostumbrarte al ansia de libertad del género humano, sobre todo tratándose de gentes educadas. Tu pasado ha sido minuciosamente estudiado, discutido y censurado a fin de que tu ejemplo no se repita; ejemplo demasiado peligroso para un mundo que ha retrocedido cincuenta años en sus ideas. Así, tu mentira ―lo único que posees― quedará enterrada con tus huesos en algún cementerio aciago. Y todo volverá a empezar dentro de tres días, quizá cuatro. Y ahora que te imaginas vejado por la muchedumbre, que te ves implorar con la cabeza casi rapada y el uniforme de convaleciente que te han puesto, herencia de los tantos que murieron condenados por tus designios, sabes que no puedes resistir más. Has llegado a tus límites. Pensaste quitarte la vida en el hospital. Lástima que no te decidieras a hacerlo allá, en tu celda única y primaria, en la Isla de Pinos, antes de que con tu afán transformador le cambiaras el nombre.

***
Guiño al lector: “La muerte de Castro referida por varios escritores cubanos, años después — o antes” está basada en “La muerte de Trotsky referida por varios escritores cubanos, años después ― o antes”, del libro Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante. Los textos citados y/o parafraseados en “La muerte de Castro…” han sido usados sin permiso previo de sus autores. El de hoy, pertenece a:

Benítez Rojo, Antonio. Mujer en traje de batalla. Madrid: Alfaguara, 2001.

1 comentario:

Eufrates del Valle dijo...

Wow! que buen texto!!!!! Gracias, Bustro.