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viernes, diciembre 26, 2008

Estampas habaneras (X)

El Instituto de Literatura y Lingüística
Teresa Dovalpage

Seguimos en Carlos III. No hay más que cruzar la avenida, cargados con las jabas shoppinescas al salir de la Plaza Carlos III. Cuidado, por favor, con Nissans y Mercedes de turismo, cocotaxis, bicicletas, raudos Fords restaurados y autóctonos camellos que no le paran ni a su muy jorobada madre.


El busto de Doña Tula te recibe a la entrada del Instituto de Literatura y Lingüística con un ceño de piedra gris y la erguida cabeza vapuleada por ciclones y pájaros. Adelante. En el vestíbulo hay que dejar mochilas, jabas y carteras (allí una vez, perdón por el detalle, me sustrajeron unas gafas monísimas. En fin). A la izquierda queda la biblioteca, que siempre preferí, por recoleta y tranquilona, a la grande y desorganizada Nacional con sus empleadas educadas en la escuela de los galápagos. A la derecha y en los altos se encuentra el Instituto como tal, con sus archivos decimonónicos y una pléyade de investigadores que tenían (al menos en mis tiempos) la opción de realizar un sesenta por ciento del contenido de trabajo at home. Mi sueño, jamás realizado, fue enganchar un puestico allí....

El edificio ha pasado una serie de bautizos mayor que lo habitual. Empezó con “Sociedad Patriótica de La Habana”, al cual siguieron varias denominaciones más hasta que adoptó “Real Sociedad Económica Amigos del País”, en 1877. En 1899 le esmocharon el adjetivo “real” a fin de estar a tono con los tiempos. Actualmente se nombra “Instituto de Literatura y Lingüística José A. Portuondo Váldor”. Ajá. ¿No sería un buen detalle el volverle a cambiar el patronímico (una vez más, ¿qué importa?) a Gertrudis Gómez de Avellaneda, en honor a La Peregrina, eh?

8 comentarios:

Kerala dijo...

¿Cómo que rascarte el ombligo? Te volaste, no chico, lo dije en broma. Leerte ha sido muy valioso para mí, al recorrer calles y episodios comunes, además me llama la atención tu solidaridad literaria. Es la segunda vez que escribo un comentario y me borra, ¿no me estarás echando brujería? Las personas enfermas de letras como tú no tienen cura, déjale a tu esposa el ombligo y sigue compartiéndonos la fiebre de Cuba y otros temas, muchos nos curamos un poco al escribir. Vivo en un país que me silencia, date una vuelta cuando puedas por mi noviembre Jugar cubano, verás que leyéndote me permite... huir. Seguimos en el camino

Anónimo dijo...

Al fin regreso a mi esquinita y nada menos que con Teresita, los extrañaba mucho a los dos.

Saludos
F.C.

Rosa dijo...

Doña Tula, sí señor. Me encanta ese personaje de nuestra historia. Espero que nos cuentes más de esa bilbioteca, en la que por cierto nunca estuve, ni siquiera recuerdo el edificio, aunque tengo que haberlo visto alguna vez. Yo era asidua a la Nacional, que nos quedaba más cerca de la Facu.

Anónimo dijo...

LaTé:
Qué buenas te quedan las croqueticas de letras (antes había sopas de letras, por qué rayos no croquetas de lo mismo?) Bueno dicen que en el terruño las hacían de gatos (hasta que se acabaron los gatos) Sí, sé que no te gusta leer esto, pero salió de repente. El caso es que tus estampas se comen bien y lo mejor de todo es que alimentan el recuerdo.
Búhamente
M.E.

Anónimo dijo...

Excelente bibloteca. Aún creo recordar su olor a pergamino viejo, su pasmosa tranquilidad. Mi escuela primaria quedaba al lado; los recreos la perturbaban un poco. Una vez avisaron que en breves instantes sonaría una alarma y había que esconderse dentro, usuarios y empleados. Un ejercicio táctico de defensa (una alucinación colectiva bajo inducción). Si mal no recuerdo en esos días leía las cartas de Juana Borrero, quien tuvo que emigrar con su familia a causa de la guerra. Una de verdad. Por mi pueden cambiarle el nombre al edificio y de paso repoblar los jardines de CarlosIII, que tenían adelfas y rosales. Sería un buen proyecto.

Anónimo dijo...

Tessy yo iba alguna que otra vez a la biblioteca pero nunca me gusto mucho el lugar y los "investigadores" con quienes tuve que tratar por desgracia me cain como una patada.

Anónimo dijo...

RE: cambiarle el nombre, yo creo que la bibliioteca SI se llama GG de A pero no estoy segura. AH del pasadizo pon en tu novela lo que te de la gana, que lo usaban para meter cuerpos descuartizados que nadie te va a desmentir...

Anónimo dijo...

¡Hola! Un millón de gracias por sus comentarios, FC, Rosie, ME, Cristina e Hidelsita. Cristina, yo no me acuerdo de las adelfas ni de los rosales de Carlos III, nada más que de unos cuantos árboles en el medio y del flamboyán del Emergencias. Digo, creo que era un flamboyán. Hidel, entre los investigadores estaban una muchacha rosacruz, que si me matan no me acuerdo del nombre, muy simpática, y de Sergio Chaple, buena gente él también, que una vez me revisó un cuento espantoso que yo había escrito y me dio unas buenas ideas.