Calle Tacuba, frente a la Plaza Manuel Tolsá
Teresa Dovalpage
Donde queda el Palacio de Minería, sede de la animadísima Feria del Libro... Allí llegué el viernes pasado después de recorrer con terror mal disimulado varias calles del centro. Porque algunas amistades (con excelentes intenciones, qué duda cabe) me habían atiborrado de recomendaciones parapelos antes de salir de Albuquerque. Desde “no cojas taxis en la calle que te hacen un secuestro express” hasta “agarra bien la cartera que te la arrebatan en un decir Jesús.” Así que andaba yo con la cartera abrazada como un bebé y en el coche de San Fernando, un ratico a pie y otro caminando.Pero me protegió la suerte, o los orishas, porque no tuve el más mínimo problema. Aunque eso sí, no pude evitar que se me asomara la oreja de guajira como cuando pasé por un local donde se leía “Café de Tacuba”, situado en la calle del mismo nombre. Yo, toda emocionada: “¡Ay, éste es el que se menciona en La culpa es de los tlaxcaltecas, de Elena Garro!”. Y la aclaración pertinente: “No, güerita, ese que usted dice es el Café Tacuba, que está en la calle Cinco de Mayo. Éste es el Café de Tacuba”. Vaya, cará.
Meteduras del delicado pie aparte, mis experiencias en la Ciudad de México no pudieron ser más agradables. Empezando con la “Lectura de narradoras latinoamericanas”, con Odette Alonso y Carla Quintanar, en la que endilgué mi cuentito “Visa poética para Chihuahua”, y siguiendo con una escapada al Sanborn’s de los azulejos, donde mandé a la luna a la dieta del South Beach y comí como una cochinita… pibil.
Volví a la feria, ya con la panza llena, para el lanzamiento de la novela Espejo de tres cuerpos de Odette Alonso, publicada por Quimera Ediciones. La autora, el editor Sergio Téllez-Pon y una servidora les servimos un aperitivo literario a los asistentes. El sábado fue la presentación de la antología Dos Orillas. Voces en la narrativa lésbica (Editorial Egales, Barcelona). De ahí nos fuimos en bolón para el departamento de Odette y Dora a seguir la pachanga. Y el domingo, ya con una pata en el avión, mi pana venezolana, la poeta Eleonora Requena, y yo nos lanzamos a la caza de artesanías antes de presentar mi ponencia sobre Eve Gil en la mesa redonda sobre Ensayistas latinoamericanas.
¿Qué más les cuento? Pues que me quedé con ganas de volver al DF. Pero con tiempo, eh. Les debo una visita a las pirámides y a la casa museo de Frida Kahlo. Ah, y al verdadero Café Tacuba, pues no faltaba más.
***
En la foto: Odette Alonso, Eleonora Requena, Carla Quintanar, Eve Gil y Teresa Dovalpage.
viernes, marzo 06, 2009
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8 comentarios:
Veo que la pasaste bien, Tere, y me alegro.
El DF no es tan malo como lo pintan, lo más que te puede ocurrir es que te asesinen para robarte. Ya he estado varias veces allí, obviamente con mejor suerte.
Yo visite el DF en dos ocasiones, me hermana menor vivia en alla. No dejo de reconocer que la ciudad puede ser fantastica, pero son muchos los factores en su contra.
Cuando en Mexico City, siempre alerta...
Niurki
Que pena que México lindo se vea asolado por tanta violencia últimamente. Bueno, pero será como todo, hay que tener cuidado pero seguro que valió la pena.
¡Gracias por los comentarios! Guicho me he reído mucho el tuyo, jejeje. Niurki, ésa es la opinión de varias personas que viven por allá, lo de los "factores en contra." Hum. Y Rosie, sin dudas que valió la pena, como la valdrá el viaje a Oviedo, estoy segura...
Tere, he caminado las mismas callecitas y el palacio, conozco las piramides y la casa de Frida... Pero nada tan lindo y acogedor como lo de odette y dora, gracias por compartir!
Eres brava Tere, good to have you back! Y viva Méjico.... de lejito.
Saludos
CRA
Pues te engañaron, Tere: el Café Tacuba es ése, el que está en Tacuba casi esquina con Donceles. No hay ningún Café "de" Tacuba y menos en 5 de Mayo. Pero mejor, porque así tienes otro pretexto más para tu próxima visita.
Para nosotros fue también un gusto y una alegría tenerlas por acá. Yo todavía deambulo entre las nubes del recuerdo de esos días: las actividades en Minería, esa reunión el sábado en la casa.
Y lamento la fuerza de la publicidad mediática que les hace ver de ese modo a la ciudad de México, sobre todo a las personas que no la conocen.
Un beso grande.
¡Gracias! Mabel, como te dije, me encantaron tus viñetas en Dos orillas. Mi favorita es Desayunos. Y sin dudas la casa de Odette y Dora tiene magníficas vibras, una se siente comfy allí no más que de llegar. Gracias, CRA. Dejé alguna promoción para ti allá, ojalá se dé algo...Odette, entonces ¿ÉSE es el mentado Café Tacuba? Ay, pinche gente. Pero como tú dices, ya tengo otro pretexto para ir...¿Por qué no entré siquiera a tomarme un cafecito? Bueno, probablemente porque estaba llenísima después de desayunar en el restaurancito de la esquina del hotel, donde servían café estilo cubano. ¿Lechero que le dicen, no?
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