(Antes de continuar, un paréntesis: Sun Yuan y Peng Yu son dos de los artistas chinos más controversiales de estos tiempos. En obras anteriores han usado desde animales vivos, pasando por tejido humano hasta cadáveres de niños para abordar tópicos disímiles y esdrújulos).
En “Asilo de ancianos”, las sillas de ruedas tienen unos sensores de movimiento que impiden que choquen con los espectadores. Por más que me crucé a propósito en sus trayectorias, ninguna de las sillas de ruedas me rozó ni con la intención. Sin embargo, nada impidió que éstas chocaran entre sí una y otra vez. Aunque lentamente, las vi embestirse con la saña que les es dada a las máquinas, muy al margen de la voluntad de sus involuntarios pasajeros. Esto es curioso y cumple con cierta justicia poética, pues en dicho asilo están obligados a coexistir patriarcas de religiones antagónicas y ancestrales con creadores de cultos nuevos; héroes y antihéroes de ambos lados de la cortina de hierro han quedado a merced del libre albedrío de las sillas que cargan con sus ya gastadas medallas, osamentas, ideologías…
2 comentarios:
Si el judio le da al palestino, el americano se mete?
¡Fabuloso, chico! Oye, esas esculturas parecen reales. Si no aclaras que se trata de estatuas me creo que son viejos de verdad. ¡Tremendos artistas los chinos esos!
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