Hacer coincidir, sin misterio, a la desgraciada isla y al infinito, en un mismo hálito indivisible, son esos caminos que sólo los poetas ciertos iluminan. La lección de Borges es aquí, con intención, transparente, pero sólo es un punto de inflexión para otorgar una voz nueva, más desgarradora, profusa pero precisa. La historia y su absurdo, el ser y lo innombrable, hecho ya verbo, estremecen con un soplo redentor pero sosegado y sabio a estos sonetos. He creído que con ellos accedía a otras claves, más diáfanas en tanto más oscuras —como debe ser—, de la materia de la poesía.
Isis Wirth (autora de Después de Giselle).
sábado, noviembre 29, 2008
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4 comentarios:
Gracias, Isis.
Abrazo,
A
Lindo y justo texto para empezar una mañana. Gracias Reina.
CRA
Es un comentario muy propio y que le hace justicia a la obra.
Isis muy acertada, siempre lo es, se aprecia
Saludos
FC
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