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martes, diciembre 23, 2008

La esquina tormentosa

Reproduzco un texto que Ángel Savón —uno de los lectores habituales de Belascoaín y Neptuno— me envió, precedido por la siguiente nota:

Estimado Alexis:

Tu blog es el único que se ocupa, al parecer, de calles y esquinas de la Habana. Y hay algo que hace años me ha llamado la atención (...).

***
(Para Tere D., que por allí vivía).

Durante casi toda la década de los setenta, trabajaba en el octavo piso del Edificio Masónico, en Belascoaín y Carlos III —me niego a llamarle de otro modo—, ocupado el piso por una empresa de proyectos. Desde mi ventana, en la cara frontal del edificio, se contemplaba el sur de la ciudad. A lo lejos, en las lomas de la Víbora, se podían observar las dos torres neogóticas de la iglesia de los frailes Pasionistas. Un poco más cerca, el viejo y más pequeño campanario de la iglesia de Jesús del Monte. Pero a mis pies, a sólo metros, en la intersección de la Avenida de Carlos III y las Calzadas de Reina y Belascoaín se desarrollaba un drama histórico singular entre enemigos irreconciliables. Jesuítas, Carlos III —el déspota ilustrado que quiso aplastarlos— y masones —víctimas de ambos—, compartiendo la misma esquina.

Diciembre de 1845
El Capitán General Don Leopoldo O’Donnell —represor de sublevaciones de negros y nombrador de calles y plazas—, anunció a los miembros del cabildo reunidos:

He decidido que el actual Paseo de Tacón que une el Castillo del Príncipe con la Calle de la Reina se nombre, de ahora en adelante, Paseo de Carlos III. Honramos así a quien fue nuestro Ilustrado Monarca, que nos libró de esa plaga de traidores y conspiradores que integran la Compañía de Jesús, a quienes expulsó de los territorios de la Corona y despojó de todos sus dominios y riquezas. Una estatua de nuestro amado Rey será erigida con una tarja que recuerde sus hazañas.

Diciembre de 1913
El Padre Superior de la Orden de la Compañía de Jesús se dirigió a sus Hermanos Coadjutores:

Hermanos, les anuncio la construcción de nuestra más bella Iglesia en esta isla: La Iglesia del Sagrado Corazón, en la calle de La Reina, cuyo campanario será el más alto de la ciudad. La construiremos casi en la misma esquina y frente a la estatua de nuestro más fiero enemigo, el maldito rey Carlos III, cuya alma arde en el infierno. Le demostramos con esto que no logró destruirnos, y que somos cada día más fuertes. Observado desde la altura de nuestro campanario, su figura pegada a la tierra recordará su bajeza.

Marzo de 1951
El Gran Maestro Masón se dirigió a sus hermanos de logia después de colocar la primera piedra:

En este terreno, entre jesuitas y déspotas ilustrados, levantaremos la gran obra que será el Gran Templo Nacional Masónico, de estructura robusta y sólida como las ideas de Libertad y Fraternidad. No más persecución ni excomunión a nuestros hermanos por parte de tiranos e inquisidores. El pensamiento libre ha triunfado en el mundo contra la ignorancia y el dogmatismo. Un globo terráqueo coronará la cúspide del edificio y un reloj zodiacal adornará la fachada.

4 comentarios:

Rosa dijo...

Que interesante este artículo! Hace que esa esquina parezca Jerusalem! Verdad que con los blogs se aprende cada día. Muchas gracias a Savon por compartirlo y a Romay por difundirlo! Saludos desde Asturias y FELIZ NAVIDAD.

Anónimo dijo...

Interesante.
Ahora solo falta que Fidel Castro regale a los babalaos, paleros y santeros la Casa de los Tres Quilos para Gran Templo Nacional Yoruba. Y que la sangre de chivos y carneros corra por Belascoaín hasta el malecón.

Saludos

Anónimo dijo...

Muy interesante la historia, despues de haber vivido por esa zona un largo tiempo, es ahora que me entero

Gracias a Savon y a Alexis y que sigan las anecdotas de nuestra ciudad

Mary

Anónimo dijo...

Savón, gracias mil por este pedazo de historia. Todos los días se aprende algo nuevo y he copiado toda esta información porque la usaré, dándote el debido crédito, en una cosita que estoy escribiendo. Max, acuérdate que estamos esperando tu crónica, eh.