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En Cuba usamos la frase “sacar un sable” para referirnos a una sorpresa que llega envuelta en palabras. Termino de leer estos cuentos y quedo con la sensación de haber paseado por una impresionante galería de armas blancas. En este libro —además de sables que cuelgan en las paredes— hay una Katana que corta enloquecida en el metro de Nueva York, una navaja que salva vidas, y un cuchillo que apunta, con dudas, al viejo dilema de ser libres matando. La sorpresa más grata, sin embargo, que dejan estas historias es la comprobación de un viejo adagio: nada corta mejor que una página bien escrita. La prosa de Enrique del Risco destella honestidad y elegancia, tiene el filo de una hoja forjada sin excesos, hecha con golpes de inteligencia y puesta a enfriar con un gran respeto por el lector. La risa que salta en cada uno de estos relatos tiene la rara cualidad de dar alegría sin caer en la burla o el cinismo, de hacernos creer que en el Japón los machetes son un despilfarro de acero.
César Reynel Aguilera
autor de R.U.Y.
En Cuba usamos la frase “sacar un sable” para referirnos a una sorpresa que llega envuelta en palabras. Termino de leer estos cuentos y quedo con la sensación de haber paseado por una impresionante galería de armas blancas. En este libro —además de sables que cuelgan en las paredes— hay una Katana que corta enloquecida en el metro de Nueva York, una navaja que salva vidas, y un cuchillo que apunta, con dudas, al viejo dilema de ser libres matando. La sorpresa más grata, sin embargo, que dejan estas historias es la comprobación de un viejo adagio: nada corta mejor que una página bien escrita. La prosa de Enrique del Risco destella honestidad y elegancia, tiene el filo de una hoja forjada sin excesos, hecha con golpes de inteligencia y puesta a enfriar con un gran respeto por el lector. La risa que salta en cada uno de estos relatos tiene la rara cualidad de dar alegría sin caer en la burla o el cinismo, de hacernos creer que en el Japón los machetes son un despilfarro de acero.
César Reynel Aguilera
autor de R.U.Y.
2 comentarios:
Con esas armas me voy a jugar el;
58, 67, 73, 81 y 95...
Seguro el libro es muy bueno a Enrisco siempre he leído.
Saludos
F.C.
F.C.: Tienes una memoria prodigiosa. De la charada, sólo recuerdo del uno al diez y los múltiplos de cinco.
Por cierto, el libro es un sable: afiladito, afiladito. Lo recomiendo aquí y en Japón.
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