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jueves, marzo 13, 2008

El pez y el pescado

Nunca se me dio bien la piscicultura. Esto es debido a que jamás me hicieron gracia las peceras, esas pequeñas prisiones acuáticas que siempre se las agenciaban para transmitirme una insoportable sensación de claustrofobia. Sin embargo, como cualquier habanero que se respete, tengo amigos y parientes expertos en el tema y éstos, en más de una ocasión, han intentado ―sin éxito― pasarme el entusiasmo por el (in)sano pasatiempo. Del arte de mirar a las burbujas recuerdo una regla elemental: al traer un pez nuevo a la pecera, éste no entra en contacto directo con el agua, sino que se pone en una bolsa de nylon, en la que nadará por un tiempo (in)determinado hasta que se adapte a la temperatura de su nuevo hábitat. Una vez adaptado, se saca de la bolsa y se le permite unirse al resto de sus congéneres. A este proceso estándar, los entendidos lo denominan «aclimatación».

Sobre las peceras volveré más adelante. (No hay que olvidar que Cuba más que una isla es eso, una gran pecera). Mientras tanto, me voy por la tangente: ahora que se confirman los rumores de que cinco miembros del equipo de fútbol cubano han puesto pies en polvorosa luego de asistir a la convocatoria de la Copa CONCACAF en Tampa (Estados Unidos), les doy la bienvenida y pienso (cuando me alegro) en las diversas fases de aclimatación por las que invariablemente pasarán los recién llegados.

Estas fases son aplicables a cualquiera que salga de la isla por avión y decida no regresar a la jaula grande. (Los balseros llegan a Estados Unidos ―si llegan― curados de espanto; quienes cruzan la frontera o quienes piden asilo político tan pronto pisan el primer aeropuerto foráneo también suelen estar exentos de estas fases). Cuánto tiempo dura cada fase varía por caso y depende de factores internos ―el peso corporal de cada individuo―, así como de condicionantes externos que incluyen: número de familiares que dejó en la isla; número de compatriotas en fase militante (ver definición abajo) con quienes está en contacto sistemático; acceso enfermizo a internet, donde leerá decenas de blogs que toquen el tema cubano; etc. Etcétera ―decía un eximio profesor hace década y media― es lo que uno no sabe.

Las fases que siguen tienden a ser ―como el socialismo en Cuba― irreversibles.

La fase inicial: La disonancia
En esta fase, los recién llegados evitarán dar a la deserción un cariz político. Repetirán frases que denoten su postura completamente neutral respecto a la situación en la isla. Hablarán de la decisión de no regresar a Cuba como un gesto profesional. En otras palabras: no jugarán ni con la cadena ni con el mono. Gracias a esta fase se debe ese gracioso eufemismo que tanto abunda por ahí: emigrantes económicos cubanos.

Una segunda fase: El pánico
En este peldaño, ya habrán superado la disonancia ―que no negación― inicial. Pero seguirán hablando con cautela de La Cosa. No perderán aun el hábito de mirar por encima del hombro cuando sostengan conversaciones comprometedoras en lugares públicos y se lo pensarán dos veces antes de decir frases contrarrevolucionarias por teléfono. El lema de esta fase: No quiero que se enteren (de lo que pienso) en Cuba.

La tercera fase: La indiferencia
Ya acostumbrados a la ausencia de la mordaza, no ahorrarán calificativos para describir al sátrapa. Tirarán de la cadena con fuerza y les tendrá sin cuidado si despiertan al mono. El lema de esta fase sube la parada: Me da igual que se enteren (de lo que pienso) en Cuba.

La fase final: La militancia
Es más sencillo resumirla con el lema que revela su esencia: Yo lo que quiero es que se enteren (de lo que pienso) en Cuba.

La fase superior de La militancia, todo parece indicar, es el blogger.

6 comentarios:

Katu dijo...

Tu analogía es muy interesante. Sos un genio!

Alexis Romay dijo...

Katu:

Tu comentario es muy halagador. ¡Sos un ángel!

Anónimo dijo...

Bustro, sos un Aleph!
Hay sus excepciones a ese Proceso kafkiano, o al menos al orden en que ocurren las etapas.
Pasa de vez en cuando por el gabinete.

evelio dijo...

Analisis perfecto,solo aclara que esta MILITANCIA, no exige un carnet. jajajajjaa. Sos muy descargoso(o sos muy ...),un abrazo.Evelio.

Alexis Romay dijo...

Funes:
Sí, las etapas tienen sus excepciones. Por eso fue que puse la trampa cuando dije que dichas fases «tienden a ser —como el socialismo en Cuba— irreversibles». Esta noche me doy un brinco por la garima para ponerme al día.

Evelio:
La fase de la militancia también tiene la ventaja de que no hay que pagar cotización. Este fin de semana me comeré un potaje en tu nombre. Je je.

Abrazos a los dos,

Cubanita dijo...

Excelente post.

Lo se porque he pasado por esas etapas en carne propia, pero no habia podido explicarlas con tanto detalle.